miércoles, 14 de junio de 2017

Hampstead Heath


En los extremos de Bloomsbury había un suburbio más allá de la famosa taberna de Fitzroy. Sus casas estaban marcadas por las lluvias. Resignadamente se dejaban recorrer por canaletas de plomo, que sacaran a las calles los torrentes de agua. Las fachadas eran todas de ladrillo, de un ladrillo ocre oscuro, vencido por el frío y la humedad.




Cuando él era niño, ese sonido metálico del agua le entraba por el caracol del oído y parecía que recorriese sus venas, dejaba incluso un goteo oxidado en los recodos. Su cuarto de niño estaba en el semisótano: odiaba esas habitaciones enmoquetadas y bajo tierra, medio en penumbra siempre, porque le parecía que unos seres gruesos y pringosos crecían en sus rincones polvorientos. Y apenas usaba la escalera que desde la calle permitía acceder directamente a su cuarto, porque la baranda mohosa le dejaba en la mano ese tacto sólido de cuando besó el cuerpo muerto de su abuelo.

Sus mejores recuerdos son los del verano, los de los domingos en que el padre los llevaba a Londres. Cuando él era niño, amaba estas salidas y los autobuses. Llegaban andando hasta la parada de Southampton Road, donde esperaban inquietos el que bajaba desde Camden. El niño soñaba con viajar en autobuses larguísimos que llegaran muy lejos. Otras veces subían a la colina de Hampstead o navegaban hasta Hampton Court.

Dejó pronto Bloomsbury para estudiar. Es curioso, pero los libros le incitaban a viajar y los viajes a leer. Así fue creciendo y hoy por fin ha vuelto, ha vuelto a Bloomsbury: a ver aquel semisótano que ya no siente como suyo. Todo lo ve distinto. Ya nada separa a Bloomsbury de Westmister o del mismo Londres.

Lleva siempre en la cartera un ligero traje de agua. Hoy que ha subido a Hampstead, le resonaban en él las gotas menudas y graciosas de la lluvia serena. Cuando llegó arriba, el cielo había abierto y pudo tener una visión amplia de la ciudad, una visión en la que Bloomsbury apenas se distinguía.



1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Está Ud. Allí? Es que a veces no sé si sus paisajes son alegóricos o reales. No sé-